La música y la danza en tiempos de la Constitución de Cádiz

Ramón Carnicer Batlle (1789 - 1855)

Nacido en Tárrega, Lleida, el 24 de octubre de 1789 y fallecido en Madrid el 17 de marzo de 1855, fue compositor y profesor de música. Inició sus estudios musicales con Bonaventura Feliu, maestro de capilla de la iglesia de Tárrega y, con siete años de edad, ingresó por oposición en el coro de la Catedral de la Seu d'Urgell. En 1806 se trasladó a Barcelona, siendo alumno de Carles Baguer y Francesc Queralt. En 1808 se vio obligado a huir a Mahón y permaneció allí hasta 1814 trabajando como organista y profesor de Canto. De regreso a Barcelona, ocupó la dirección del Teatro de la Santa Cruz.

Sus composiciones son principalmente operísticas. En 1818 escribe la obertura de El barbero de Sevilla de Rossini para su estreno en la ciudad condal. Un año después tuvo lugar el estreno de Adele di Lusignano: Melodramma semiserio. En 1821 se estrenó con gran éxito su Elena y Constantino, así como también fue muy bien acogida por el público su ópera Il dissoluto punito, o sia, Don Giovanni Tenorio: Dramma semiserio, estrenada el 20 de junio de 1822.

En 1823, a finales del Trienio Constitucional y debido a sus ideas liberales, Ramón Carnicer y su familia se exiliaron primero en París y, más adelante, en Londres. En la capital británica publicó varias obras, entre ellas, sus Six Spanish Airs, Tres Nocturnos e Il sogno, y conoció a músicos españoles de los círculos liberales londinenses como Mariano Rodríguez de Ledesma, José Melchor Gomis o Fernando Sor. También en Londres recibió el encargo de componer el Himno Nacional de Chile.

Cuando regresaba a Barcelona para incorporarse de nuevo al Teatro de la Santa Cruz, fue conducido a Madrid en calidad de preso por real orden de Fernando VII, que le obligó a establecerse en Madrid para suceder a Mercadante en la dirección de los principales teatros de la capital, el de la Cruz y el del Príncipe. Dirigió estos teatros durante siete temporadas en las que dignificó el estado de la escena musical madrileña. En 1831 se hizo cargo de la Cátedra de Composición del recién creado Conservatorio de Madrid, del que más adelante sería director. El Viernes Santo de 1833 dirigió el estreno del Stabat Mater de Rossini en la iglesia de San Felipe de Madrid.

Además de las óperas ya mencionadas, podríamos citar Elena e Constantino: Dramma eroico-cómico in due atti , Cristóforo Colombo, Laura y Don Gonzalo o Eufemia di Messina. Compuso también canciones para incluir en las representaciones de otros compositores, música religiosa, piezas instrumentales, varios himnos y tonadillas con las que alcanzó una gran popularidad. Fueron discípulos suyos Barbieri y Gaztambide.